Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog
Charlas de Madrugada

Deja tu abrigo en la entrada, toma asiento, conversemos.....

El Concierto

El Concierto

Llegué a casa como todas las noches, dejé las llaves sobre el tazón de la mesita de la sala, y entré a cambiarme. Me hacía mucho frío, no había llevado el abrigo necesario para tan cruda noche. Como sea, me cambié por algo más caliente y me senté en la ventana mientras servía un café con leche bien caliente, me senté y de pronto sucedió.....

El sonido de mi silencio grito de tal manera que tu recuerdo se hizo eco en mí, pero por supuesto, no era primera vez que pasaba, me estaba sucediendo muy seguido y no sabía por qué, efectivamente tengo muchas teorías, pero en las anteriores ocasiones no permitía seguir con estas memorias en mi cabeza, sin embargo, esta ocasión fue diferente y le permitir a mis recuerdos, seguir.

No quise pecar de ingrato, recordé ese concierto, nuestro primer concierto. Tu sabes a lo que me refiero, cuando nos colamos a la fila y mientras entramos te decía con un tintecillo de vanidad que nunca hacía fila para nada. Reíste y me miraste de esa forma que de ahí en más sería el sol de cada mañana de mis días.

Entramos y nos sentamos a un costado del escenario, no vimos a nadie conocido, era un concierto especial para ambos, estábamos como dos chiquillos en su primera cita, aún no era nada tuyo, ni tu nada mío pero ¡vaya que si lo parecíamos! reíamos de todo y aunque diferentes en muchas cosas, teníamos en común las ganas de amarnos el uno al otro. Recuerdo todo el concierto: las canciones, los gritos, la gente, el cantante, las luces, el cielo, pero definitivamente lo que más tengo presente, fue ese momento en que te miré por un segundo y no podía creer que estaba con la personas más maravillosa del mundo, y en este momento no titubee, no lo dude y tomé tu mano......sentía subir por mi cuerpo una chispa de adrenalina, mezclada con un no se qué, que hacía vibrar cada músculo en mí, no podía creerlo, me hallaba en un éxtasis de emociones y cosquillas que me hicieron sudar de los nervios. Si, puedes decir que estoy exagerando en tan imaginativa descripción que hago, pero créeme que solo quien ha estado de la mano del amor de su vida, puede testificar de la veracidad de lo que escribo. Aún no sé qué pasó por tu cabeza ese momento, por la mía pasaban muchas cosas. Me fue casi imposible ocultar mi sonrisa al ver que apretabas mi mano en signo de que tú también querías estar conmigo, era nuestra primer muestra de amor, que nació sin ser forzada ni obligada, sino que nació de nosotros de manera natural y creo que fue este ingrediente que hizo especial el momento. No quería que el concierto acabara nunca, quería que se extendiera por horas, no quería soltar tus manos, tan suaves, tan perfectas, tan hechas a la medida de la mía, realmente creo que fue ese momento en que descubrí que me había rendido ante ti, que todo se definió a que eras lo que buscaba y que el lugar de mi refugio en el mundo eras tú.

El concierto terminó y vi tu cara de: “realmente no queremos que acabe” y no puedo negar que me dio un poco de gracia, pues era esa misma cara que yo trataba de disimular, obviamente sin éxito, y sé que tú también te diste cuento de eso pues cuando me miraste, pude vislumbrar la sonrisa más angelical que jamás había visto en mi vida. Realmente me hablaba a mí mismo: “Que me está pasando, la conozco hace poco y no es posible que me esté gustando de esta manera” me era confuso y a la vez me atraía, porque era la primera vez que brotaba una emoción de esa forma de mi alma.

Cuando estuvimos afuera del estadio donde fue el concierto, pasó algo que durante toda nuestra relación me marcó y me llamó la atención: Nunca habías tenida una muestra sincera de amor. Y si, no me refiero a las tomas de mano, a los besos, a los abrazos, me refiero a esos gestos de amor y cariño que los sientes dentro de tu alma, esos abrazos y caricias que te hacen sentir protegido y amado, y fueron estos los que tú nunca habías conocido. Recuerdo que íbamos hablando e intenté abrazarte pues estaba un poco frío y pude leer en tu mirada algo inusual: “¿Qué quieres, por qué lo haces? Era una mirada en defensiva, con miedo, con dolor, con heridas…..

Fue esa noche que entendía cuan necesitada estabas de amor al igual que yo, pero quizás algo que nos diferenciaba era que tu corazón con el pasar de las cicatrices, había sido enfriado y cerrado en una caja de recuerdos, recuerdos malos. Entonces cedí para demostrarte que yo no era como los demás, que yo te amaba y que ese amor por ti sería tan fuerte que volvería a darle calor a tu corazón, a tratar de sanar cada una de tus cicatrices y darte todo lo que no te habían dado nunca. Te miré y te hable con mis ojos, te dije muchas cosas en segundos, y sé que aunque asustada, lo entendiste, nos subimos a un taxi y nos fuimos….

Vuelvo aquí a este asiento al lado de mi ventana, me bajo a la realidad y comprendo que aunque hoy no estás conmigo, son esos momentos tan fuertes y profundos que no viví con nadie más, que hacen que no te vayas de mi alma, sino que has podido colgarte de mi corazón en un lugar del cual no saldrás jamás.

Hoy no te recuerdo con lágrimas, ni tristeza, te recuerdo con gratitud, gratitud de que contigo empecé a aprender a amar, de que contigo viví los momentos más especiales de mi juventud, por eso hoy, mientras miro hacia afuera de la ventana, levanto mis ojos al cielo, y digo: Gracias……

Compartir este post
Repost0
Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase:
Comentar este post